Romance de la Bandera 20/6/1975
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Érase un día de junio,
un día de junio se era,
se celebraba en la Patria
el Día de la Bandera!
Los tambores redoblaban,
el son del clarín se eleva
(y no sólo del Clarín,
también La Nación y Prensa.)
Entre loas a Belgrano,
allá por la cordillera,
se emocionan los soldados
y los civiles se alegran.

Pero ya callan los hombres!
Son que retumba en la tierra,
reminiscencia de Marte
- el Dios griego - oír se deja!
Es la voz del General,
que hará oír su conseja.
Hablará con voz de trueno,
hablará con voz enérgica.
Esto dice el General,
para que duda no quepa:
"Soldados, hoy festejamos
el Día de la Bandera.
Hoy es día de la Patria,
siempre hermosa, siempre nueva.
La Patria - Patria es amor -
la gracia de Dios hereda,
amará el hombre a su patria
como a su madre y su tierra."

De pronto - cosa inusual -
interrumpen su monserga;
un soldadito formado
alza la mano y alega:
"Me disculpa, General?"
(un murmullo lo reprueba)
"Yo agregaría, también,
que la Patria, que es potencia,
con su gran luz ilumina
los rincones de esta tierra,
que la Patria es como un Himno
(la música todo llena)
y como aroma de rosas,
luz de victorias eternas!"

Se sorprende el General 
y los otros que allí medran,
quién es el joven patriota
cuya audacia guitarrea?
Hay quien quiere reprimirlo
por rebelión manifiesta
pero ha dicho tales cosas
tan de acuerdo con la fiesta!
Antes que decida el Jefe,
un sargento sin conciencia
se aproxima hasta el soldado
y lo toma de una oreja.
Ya lo arrastra sin cuidado
y hasta el General lo lleva;
éste, sin saber qué  hacer,
firme a su lado lo deja.

Hay que ver al soldadito
que la fiesta interrumpiera!
El General está hablando
y él más firme que una piedra.
Más firme que los sargentos
que ya envidian su firmeza,
que capitanes y jefes
que lo admiran con franqueza!

Mas no sólo firme está
el soldadito Iturrieta
sino que, habla el General,
y él de emoción tal se llena
que el rostro se le pintaba
de la alegría o la pena
(cuando dice el General
cosa mala o cosa buena.)
El General, sorprendido
de que haya alguno que crea
en las palabras que dice,
lee y relee su letra
pero por más que relee
no hay caso que él se lo crea. 
Dice: "Soldados, la Patria
es ya dulce ya violenta
según que llame a nacer
o llame a morir por ella,
por eso vuestra emoción
no es una emoción cualquiera
que es la emoción más profunda
que nadie jamás tuviera!"

El General se detiene.
Le costará la carrera
el que, arrojado a sus pies,
esté llorando Iturrieta?
No apenas llora el soldado,
que eso casi nada fuera,
sino que cantando está 
la Marcha de la Bandera!
Ya ha acabado de cantar
con voz segura y sincera
y ahora pide permiso 
y ya improvisa una arenga!

"Me emociona, General,
su palabra, tan señera,
mas una duda me cabe
y, si molestia no fuera,
pido me sea aclarada
por usted, o por cualquiera.
Mi duda es: Ese sol,
el centro de la Bandera,
de el del cielo hereda el brillo
o es aquél el que lo hereda?"

Ya contesta el General:
"Mi buen soldado Iturrieta,
en una de ésas mañana
hablaremos de este tema."

Ya acabaron los discursos,
ya juraron la Bandera,
ya marcharon los soldados,
ya se ha acabado la fiesta.

J. M. Martínez