(Actualizado 22/11/2001) P. O. Bogus era una persona de pocas luces. Las sutilezas del haiku se le escapaban. Cuando leía reglas del tipo "Mezclar los humanos y la naturaleza en un haiku relacionando un sentimiento humano con un aspecto de la naturaleza" o "Designar los humanos como sin naturaleza y dándoles a todos estos haiku sin naturaleza sino con otro nombre" se decía a sí mismo: Oh, Dios! Para él, el haiku era una poesía formada por tres versos, con cinco, siete y cinco sílabas, y hasta le molestaba que no fuera necesaria la rima entre el primero y el tercero. Para qué puede servir esto? se preguntaba, y fue así que decidió, un día, que los haikus podrían servir para enseñar ortografía a los niños. Escribió - inmediatamente - una larga serie de "haikus parónimos" y durante varios meses se la pasó visitando las escuelitas de la provincia de Buenos Aires y ofreciéndoselos a las maestras. Nueve parónimos de la muerte ---------------------------- Me duele el bazo. Tómate un poco de agua, te traigo un vaso. Quejarte no oses, que ya viene la muerte y trae tres hoces. Hagamos paces. No es justo que enfadado la vida pases. Infarto tuvo. Le han puesto en la garganta horrible tubo. Y ya lo ves. Tarde o temprano a todos llega su vez. Mi tumba cavo. He vivido la vida de rabo a cabo. Coles cocer, fue tu vida a mi lado y medias coser. No dijo ni ay. Se murió como un santo de los que no hay. Mi pelo riza. Pues muerto y despeinado me da la risa. Más parónimos ------------- Hay una valla. Espero que la quiten cuando yo vaya. Sombra de un haya. Puedo leer tranquilo, nadie me halla. Espero no haya despertado mi grito tu vieja aya. Fuego en la hoya. Aprovéchate y ponle encima la olla. Sales de casa. Se te nota en la cara que vas de caza. Oh, padre, ceda! Deje que la niña use medias de seda. Me marcho hacia un país que no existe. Se encuentra en Asia. La bandera izo. Alguien la ha mancillado. Sé quién lo hizo. No te hago caso. Pesco cuando yo quiero y también cazo. Su gorra coses. Y el burro de tu marido sólo da coces. Qué caso me haces! Ni siquiera apostaste con cuatro ases. Traes muchos peces. Pero yo no los quiero, no me los peses. Cuando te cases puedes mirar mujeres mas no las caces. Su cuerpo rozas fingiendo que le dabas ramos de rosas. Si no te abrazo y después no te beso de amor me abraso. Seguidillas ----------- Cierto día, P. O. Bogus descubrió que la métrica del haiku japonés se relacionaba naturalmente con la seguidilla española. Después, verificó que otras personas más letradas habían hecho esa observación mucho antes. La ingenua sorpresa de este descubrimiento hizo que, desde entonces, dedicara una enorme parte de su esfuerzo poético a la composición de seguidillas. Seguidillas y haikus -------------------- Seguidillas y haikus, qué confusión! Casamiento de España con el Japón. El cinco siete cinco (saquen la cuenta) se completa con siete en esta fiesta. En casa de tu padre hay una valla. Ojalá que la quiten cuando yo vaya. En las puertas del cielo hay una valla. Ojalá que la quiten cuando yo vaya. Seguidillas del mar, ay seguidillas! Entre ondas y espumas mil maravillas. La cebolla y los nombres (seguidillas con 8) -------------------------------------------- Qué olor a cebolla tienes, María Cecilia, que te va de la frente hasta la rodilla! La culpa es de mi marido, Pedro Fernando, para quien paso el día ay! cocinando. No tenías una criada, Juana Roberta, especialista en carnes, guisos y paellas? Se marchó porque mi hijo, Pablo Ramón le amargaba la vida con su tambor. Y tus dos hermosas hijas, Julia y Carmina, no ayudan en la casa ni en la cocina? De mis hijas ni me hables, Ernesto Omar, son peores que su padre: viven del bar. Pocos placeres te quedan, querida amiga, en esta vida tan corta, tan corta vida. Sólo te tenía a ti, mi bien amado, pero ahora por cebollas me has repudiado. Pues te equivocas, María, ay, te equivocas! pues no hay nada más sexy que tus cebollas.