Milonga del desarraigo
----------------------

Yo ya no soy argentino.
Si me preguntan qué soy
digo soy adonde voy
(que me confunda el camino!)
divago sobre el destino,
que no miro para atrás
y que me dejen en paz.
Digo, con indiferencia,
que sólo tengo evidencia
de argentino no ser más.

Del tiempo de la Bidú
era cuando era argentino
y el Peñaflor era el vino
y el puchero el caracú.
Las niñas al canesú
de una muñeca cantaban
y los muchachos soñaban
con los sobacos en flor.
Las vergüenzas del amor
- prudentes - disimulaban.

Yo me fui de la Argentina
en los tiempos de Videla
(Ya se murió? Que le duela
- si no - una muerte bovina.)
Yo me peiné con gomina
y usé en la escuela el engrudo.
No se decía "boludo"
todo el tiempo, como ahora,
y un Julio Jorge de otrora
contaba historias de El Mudo.

A las ocho, en Radio El Mundo,
el Tango Club de Glostora,
una milonga que llora
y aquel Pugliese profundo.
O Juan D'Arienzo, rotundo,
- lo recuerdo todavía -
con justicia se decía
eterno rey del compás,
y el crepúsculo pa'trás
dejan los Pérez García.

En la cancha de tablón
brilla y golea el equipo
del gran Nene Sanfilippo,
mi inolvidable Ciclón.
Tiempos de revolución
y de golpe farabute
y algún director franchute
que filmaba muy despacio.
(Pero a hablar de esto soy reacio
pues gusto no se discute.)

Y no se hablaba del "tema"
- de memoria no soy lerdo -
en los tiempos que recuerdo;
decían "asunto", "problema",
"cuestión", "situación", "dilema",
o "hecho", según el caso.
Pero ahora, por acaso,
hay una palabra sola:
el tema, el tema, vitrola.
Qué lingüístico el atraso!

En mis tiempos, "amarilla"
se decía con i griega,
"amarisha", quién lo niega,
era cosa'e cajetilla.
Y lo mismo con bombilla,
brillo, camello y linyera.
Pero hoy, cosa fulera,
los pibes dicen "shover",
"ashá", "sho", "shamar", "asher",
"vashe", "rasha" y "cabeshera". 

Qué triste no ser de nada!
Qué triste ser y no ser
y sin raíces crecer,
la memoria cercenada!
La mentira dibujada
en un recuerdo falluto
y un documento de luto
- cierto cuaderno de clase -
no deja que el tiempo pase,
tan trivial como absoluto.

Lo peor es que no entiendo,
junto razones y piezas 
de un raro rompecabezas
y explicaciones agendo.
No sale más que un remiendo,
lo no vivido está muerto,
la Internet es un injerto
que te deja leer Clarín
mas la vida es un mallín
y en los pantanos no hay puerto.

Quién sabe cuando me muera
la muerte, esa golondrina,
me devuelve a la Argentina
como yo pienso que era
y su esencia verdadera
por un instante la veo:
Buenos Aires de voleo,
luna gris fuera de fase.
Sí, puede ser que eso pase,
pero, la verdad, no creo.


JMM, 22/12/2002